domingo, 27 de noviembre de 2011

Subiendo al Cerro del Puerco sin sherpa y sin oxígeno

¡Qué mañana tan gloriosa! ¡Qué luz, qué brillo! Sin nubes y Peñalara con la coronilla blanca, como uno de aquellos papas altivos del Medievo, amenazante en la distancia.
Salimos desde las puertas de Segovia, entre el hotel Roma y el bar Segovia, a eso de las once de la mañana. Nuestro objetivo: cumplir con la promesa dada a Josh Simpson. Hacía mas de tres meses que habíamos recibido uno de los planetas de vidrio creados por el maravilloso escultor norteamericano. Nos pareció muy emotivo pedirle uno de sus pequeños planetas para poder esconderlo entre los restos del Cerro del Puerco, donde hacía setenta y cuatro años habían luchado, sufrido y muerto, cientos de seres humanos en la sinrazón de la guerra civil española.

La fuerza del lugar, su incomparable belleza y la trascendencia histórica convenció a Josh Simpson. Por ello, tras unos meses de sí y no, de hoy quizás o mañana mejor, nos pusimos en marcha hacia la cima del Cerro del Puerco. Como venía con un servidor el Sr. Bellette, experto andarín donde los haya, pensé que quizás no era necesaria la presencia de sherpa alguno. Tuve mis dudas al saber que nos acompañaría el profesor Ángel Herrerín, sin rival en la piscina cubierta, pero cuesta arriba... Y, claro, si venía, como al final pasó, mi querido Ricardo Ramos, secretario del CIGCE y pilier del RAC Los Lobos en la reserva eterna, la presencia del Sr. Bellette era imprescindible. No hay que olvidar que es el único de los nuestros que realizó el cursillo de primeros auxilios. Y el único lo suficientemente responsable como para practicar la respiración asistida a Ricardo si, como todos preveíamos, sufría un colapso en el transcurso de la ascensión.

Dejamos el camino asfaltado y tomamos una de tantas veredas conocidas por el Sr. Bellette que nos condujo hasta el desvío de la Silla del Rey, camino de la fuente del Milano. Allí se empinó la cuesta y Ricardo decidió quitarse el abrigo que había traído. Ángel Herrerín nos pasó el suplemento de agua mineral, que somos pobres y nuestro único dopping tiene procedencia de origen bien de La Rioja, bien de la Ribera del Duero.

Salimos del camino y tomamos la última cuesta hacia el Cerro del Puerco, rondando ya los mil cuatrocientos metros de altitud. En ese momento se lamentó el profesor Herrerín de no haber traido oxigeno. Con más dificultad de la esperada por lo congelado del suelo, alcanzamos la cima y, como buenos y experimentados escaladores, nos felicitamos por el éxito de nuestra hazaña.

Durante un buen rato, discutimos dónde esconder el planeta de Josh Simpson. Finalmente, triunfó mi tesis de dejarlo en la **** de ******. Justo al lado de **********, frente a las *********.

En fin, creo que ha quedado claro. El desafío es para los valientes. El que se atreva, que suba y busque el planeta. Si lo encuentra, será suyo.
Eso sí, que no hagan locuras. Que busquen un buen sherpa y lleven abundantes reservas de oxígeno.
Nunca olviden que nosotros, los del CIGCE, somos de otra pasta.