lunes, 19 de diciembre de 2011

UN CUENTO DE GIANNI RODARI PARA MI QUERIDO FRANCISCO OTERO

EL DICCIONARIO






Una página del diccionario sobre la cual medito a menudo es aquella donde cohabitan silenciosamente, sin saludarse nunca ni felicitarse el año nuevo, la ortiga, la oruga, la ortografía y el orzuelo.


La cosa me intriga bastante. Mientras me imagino a la oruga dedicada a comerse la ortiga para que el orzuelo crezca libremente, nada turba mi paz. Pero después el orzuelo se pone a enseñarle ortografia a la oruga, a la cual, siendo un bichito, le importa un bledo. En este momento pasa, por la misma página, un cura ortodoxo. ¿Por quién estará rezando? ¿Por la oruga difunta, por el orzuelo loco o por todos aquellos que sufren por culpa de la ortografía? Esta interrogación abre ante mis ojos un auténtico abismo, en el fondo del cual -o sea, en el fondo de la página- ambula solitaria la palabra ortógrafo. Parece que significa: "persona que se ocupa o trata de ortografía". Pero su sonido es espantoso. Quizás sea una palabra caníbal.




Gianni Rodari, Cuentos escritos a máquina, Madrid 1978, Ed. Alfaguara, p. 319.