martes, 24 de julio de 2012

De batallas y pinares

El próximo miércoles, 25 de julio, tendré el honor de impartir una nueva conferencia sobre la batalla de La Granja en la conmemoración del septuagésimo quinto aniversario de tan luctuoso hecho histórico. Esta vez el lugar será Valsaín con motivo de las jornadas sobre memoria histórica que organizan las juventudes Socialistas de La Granja y Valsaín. Las jornadas continuarán al día siguiente, con la conferencia sobre la memoria histórica entregada por mi buen amigo, el historiador Jaime Hervás. Ocasión ésta pintiparada para volver la vista atrás y seguir reflexionando sobre la Guerra Civil Española y sus consecuencias. En lo que a un servidor respecta, el análisis de los entornos sociales de máxima violencia me parece muy a mano en estos días que nos toca vivir, donde el ciudadano queda aplastado por la lógica de un poder cada vez más alejado de la democracia, hundido en la demagogia del recorte de libertad en aras de la protección de aquellos grupos de poder causantes del problema. Esta absurda espiral degenerativa en la que nos hallamos inmersos fue en el pasado caldo de cultivo de las grandes revoluciones; las injusticas a las que nos vemos sometidos por nuestros falaces representantes, demagogos y traidores, auténticos barrabases, encendieron una ira que movió los cambios sociales que, siglos después, nos llevaron a la posición de libertad y democracia que hoy se consume del mismo modo que esos pobres pinares de Gerona. Razonad porqué nuestra sociedad no es capaz de desarrollar ese movimiento que nos libre de la tiranía de los mal llamados mercados (mejor decir BANCOS), corporaciones insensibles, similares al estúpido escorpión de la fábula que picaba al pobre animal que le cruzaba el río. Al igual que ese deleznable insecto, la respuesta está en el origen: no está en la naturaleza de estos estafadores de la democracia velar por la libertad y la justicia.

¡Ah, Monsieur Guillotine! ¡Lástima de vuestro maravilloso invento!.